Fue clave en el Vélez de Bianchi y Bielsa, se casó la misma noche que le ganó a Boca y ahora dirige al equipo del Kun Agüero en la Kings League

Martín Posse DT Kunisports
Martín Posse, de DT Kunisports en la Kings League

Martín Posse, ex delantero de Vélez y del Espanyol, cuenta cómo es entrenar al equipo del “Kun” Agüero en la Kings League de Piqué, cómo es el ámbito de esta nueva competencia, y cuenta sus pasos como futbolista y una anécdota desopilante.

– Parece que la gente más joven se engancha mucho con la Kings League.

– Sí, porque yo creo que es un boom porque tuvieron la gran idea de juntar a los streamers, que es lo que hoy mueve la masa joven y al deporte. Este tema de los streamers mucho no lo conozco. Lo tengo un poco más cerca por mis hijos, que tienen 24 y 18 años. Pero desde hace un par de años voy viendo que el más chico, por ejemplo, está entretenido viendo streamers y le pregunto “pero ¿qué son estos chicos, qué hacen?” Y a mí lo que más me gusta de esta parte es que al final, un chico está viendo deporte, está viendo fútbol 7, y no está viendo a un chico comentando un videojuego, aunque al margen de eso, yo lo respeto también. Los de la Kings League son partidos entretenidos.

– ¿Y cuáles son las ventajas mayores que le ves?

– Yo lo hablo con mis amigos y les digo que en partidos de 45 minutos, vos tenés tiempo de irte a tomar un yogurt, volver, y el partido sigue en la misma dinámica. En cambio en éstos, donde pierdas dos minutos, pasan cosas y se va renovando, como esta nueva fórmula de que antes de terminar la primera parte, los últimos dos minutos, hay que sacar una carta y puede ser un dos contra dos, tres contra tres o cuatro contra cuatro.

– O sea que esto no es de la primera fecha, fue más nuevo…

– Claro, lo implementaron en la tercera fecha.

– Y eso, para vos que sos director técnico en esta competencia, ¿te cambia?

– Mucho, y trabajar sobre eso.

– ¿Y te adaptás bien?

– Sí, lo vas intentando. Lo intento con los chicos. Nosotros hacemos dos entrenamientos a la semana porque los chicos también trabajan y tienen sus cosas, y en la medida que vamos entrenándonos, vamos intentando distintas cosas: probamos un cuatro contra cuatro o qué pasa si nos quitan un jugador, o nos quitan dos, o el tema de las cartas. Situaciones que pueden pasar en un partido. Y no improvisar.

– Estaba viendo también que los jugadores se dicen de todo y le dicen de todo al árbitro, como si fuera fútbol de once…

– No, esto es un torneo serio, que nosotros nos lo planteamos, obviamente, para ganar. Todo el mundo quiere ganar. Yo no diría que es semi profesional porque nosotros trabajamos desde adentro como profesionales con los entrenamientos. Yo preparo los partidos como si estuviera en un equipo de Primera División y obviamente que tenemos el objetivo de llegar hasta la final y ganar el torneo. Y para los chicos es una ilusión porque están viviendo todo nuevo pero lo viven al cien por ciento. Inclusive los que vinieron como jugador invitado, como el “Kun” (Sergio Agüero), como (Javier) Saviola o Javi Chica, ellos mismos también se lo toman en serio. No vienen a divertirse. Vienen a ganar.

– Cuando vinieron Saviola o Javi Chica (ex Espanyol), ¿pudieron entrenarse con ustedes?

– El Kun, sí. Saviola y Javi Chica no pudieron porque uno trabaja con los juveniles del Barcelona y el otro con los juveniles del Espanyol, pero antes del partido yo hablé con ellos y me preguntaban si esto va en serio, si los chicos se lo toman en serio, si es una competición de verdad y al final, como ellos compitieron toda la vida, se meten enseguida en competencia. Tampoco necesitan muchos entrenamientos para entender cómo queremos jugar. Se adaptan rapidísimo.

– ¿Y están en forma?

– Es que tenés que estar en forma.

– Lo veía el otro día a Joan Capdevila, campeón del mundo y de Europa con España.

– Pero Capde juega poco. Y al final, eso influye. Saviola y Chica jugaron bastante, el Kun jugó lo que pudo jugar. En el segundo partido se lesionó, tuvo mala suerte, pero sí que quería jugar. Es muy intenso, y en una superficie que también es diferente, entonces se tienen que adaptar rápido, en espacios más reducidos. Por eso lo hace divertido y competitivo.

Sergio Aguero Kings League
Sergio Agüero es presidente del equipo Kunisports de la Kings League

– Lo que ya empieza a pasar es que todos se defienden al decir que no quieren competir con el fútbol de once, pero en audiencia, sí… Me decía el CEO, Oriol Querol, que en la fecha pasada, mientras Real Madrid jugaba en Bilbao contra el Athletic por la Liga, había setescientas mil personas viendo la Kings League.

– En audiencia sí, en audiencia, muchísima. Lo sorprendente es que cada jornada supera a la anterior. Al final, gusta lo que se ve y trae nueva gente y nosotros, Kunisports, en las tres fechas fuimos el equipo más visto. También es cierto que hubo un partido que nos tocó contra el enigma, en el otro partido el Kun vino disfrazado y jugó también, pero está muy bueno.

– Ya se está hablando de llevar el modelo a América Latina.

– Sí, es un formato que se puede replicar fácilmente, pero yo creo que se están sorprendiendo con la cantidad de situaciones que pueden llegar a suceder. Está muy bueno y al final dicen que llegó para quedarse.

– También el CEO comentaba que se está produciendo el efecto contrario, que la gente más grande, por ver la Kings League, se está metiendo en las redes y en Twitch o Tiktok…

– A mí me está pasando que también por mi entorno, mis amigos comparten un partido de fútbol con sus hijos. A mi hijo más pequeño le cuesta sentarse a ver un partido de once conmigo (al más grande, no) y eso le pasa a mis amigos con los hijos, y en cambio, esto lo comparten. O sea que esto está muy bueno porque acerca a los padres con sus hijos, y yo mismo me he metido en esto para compartir algo con ellos también.

– ¿Te imaginás dirigiendo a Messi?

– Con el Kun, todo puede pasar (risas), pero es un placer. Y sé que mira nuestros partidos. Yo lo estoy disfrutando mucho. Lo disfruto con mis hijos y quiero ganar, competir, e intento ayudar a los jugadores en los partidos y me toca tomar decisiones en algo nuevo y me estoy adaptando al fútbol 7. Yo venía jugando fútbol 7 desde que dejé el fútbol profesional. Lo juego desde hace doce años, dos veces por semana. No competí mucho, aunque alguna vez sí, con mis amigos, pero tengo una idea del juego. Pero en la competencia me encuentro con chicos que los conozco desde recién y por características los voy descubriendo, partido a partido, entrenamiento a entrenamiento, en poco tiempo. No es que yo preparo un equipo con una pretemporada. Es diferente. La adaptación es más rápida, mía con ellos y entre ellos. Lo bueno es que vamos creciendo y ellos se van encontrando y hay situaciones en las que nos sentimos más cómodos e intentamos mejorar y tener una identidad.

– ¿Cómo se produjo tu primer acercamiento a la Kings League?

– A mí me llamó el Kun porque cuando sale todo el tema de la Kings League, hay un streamer de él que dice “yo en Barcelona conozco a Saviola, a Zabaleta, a Posse” y ya enseguida mis hijos me dijeron “te nombró tal persona”, a la que vieron por streaming y yo les decía “bueno, pero explicame qué es” y no se sabía bien hasta que un día me llamó el Kun y me explicó y me preguntó si me gustaba la idea. Imaginate, mis hijos desde atrás diciéndome “hacelo, hacelo, hacelo”, entonces le dije “vamos para adelante, yo te ayudo, vemos lo que podemos hacer”.

– ¿Vos lo conocías de antes al Kun?

– Si, de cuando jugaba en el Atlético de Madrid, porque yo soy muy amigo de la “Fiera” Maxi Rodríguez, que jugaba con él, entonces cuando yo iba para Madrid compartíamos comidas o cenas y lo mismo si ellos venían a Barcelona, venían mucho a mi restaurante (“Nueve Reinas”, en el centro).

– ¿Y con Piqué tenés trato?

– Sí, bueno, jugamos en contra y acá nos cruzamos, hablamos ahí mismo…

– Porque hay un aspecto interesante que muchos dicen y es que siendo Piqué tan cercano al Barcelona y tan enfrentado a la hinchada del Espanyol, en la Kings League hay muchos ex jugadores “Pericos”…

– Sí, bueno, pero al final, nosotros lo interpretamos como una manera de un juego, de una polémica sana, sabiendo cómo es Piqué también. Porque lo hizo con todos y al final es un poco parte del folklore del fútbol, pero con nosotros muy bien. Hablamos siempre, él habla con todos los chicos del equipo, como colegas.

Martín Posse DT Kunisports
Martín Posse levatando la Copa del Rey cuando jugaba en Espanyol

– Y el Kun, como presidente del equipo, ¿da alguna indicación?

– Sí, lo hablamos con él. Se mete. De hecho, en el armado del equipo, en el draft, cuando tuvimos que elegir los jugadores, yo me apoyé mucho en mi hijo, que conocía mucho a los chicos, pero le expliqué lo que íbamos a hacer, la cantidad de defensores o delanteros que íbamos a elegir, porque a él le gusta. Y después de cada partido vamos hablando de lo que pasó y cómo lo vio. Lo compartimos, y está muy bien. Ahora está desgarrado y tendrá unos veinte días para recuperarse pero este fin de semana hay fecha libre. Después ya vuelve hasta el final y se define en el Camp Nou.

– Eso parece tremendo.

– Sí, porque, te cuento, la cantidad de gente que me pidió entradas para ir a vernos es tremenda, pero no suelo tener muchas porque no hay capacidad así que lo del Camp Nou será muy bueno. No sé si se llenará porque eso es muy complicado pero sí que va a haber bastante audiencia, seguro. Y los chicos están súper entusiasmados por estar ahí. Es un lindo objetivo.

– Ya pasando a tu vida personal, vos llegaste a Barcelona a fines del siglo pasado.

– Sí, en 1998, al Espanyol, y ganamos dos Copas del Rey y tuve varios técnicos argentinos, porque me trajo Marcelo Bielsa, que se fue a la selección argentina y vino en su lugar Miguel Brindisi y después ya tuve españoles como Javier Clemente, Miguel Lotina, Paco Flores.

– Y te tocó hacer historia en el Espanyol…

– Sí, porque me tocó jugar en el Centenario del club, ganamos dos Copas del Rey cuando en toda historia, el Espanyol tiene tres, la mudanza desde el estadio Olímpico de Montjuic al actual de Corneliá. Viví todo ese proceso y fue un momento bonito.

– Tanto te adaptaste que te quedaste a vivir en Barcelona.

– A mí la ciudad me enamoró. Hice un año en Tenerife, cuando fui a préstamo y volví, terminé la carrera en Barcelona y después hice el curso de entrenador y me quedé. Luego empecé a montar los negocios con unos socios, que por suerte van creciendo y van bien, y también fui entrenador durante diez años, siempre acá, en Cataluña, y luego me fui con el “Beto” (Patricio) Camps a trabajar a Colombia, en Independiente Santa Fe, y luego, cuando regresé, ya vino la pandemia no agarré ningún equipo más hasta esto, que me compensa porque puedo hacer las dos cosas a la vez, controlar los negocios y estar vinculado al fútbol.

– ¿Vos jugaste en aquella final de 2000 contra el Atlético Madrid en la que Tamudo le sacó la pelota a Toni, que era arquero en el Espanyol también, no?

– Sí, esa final la jugué yo de titular. En esa Copa del Rey tuve la suerte de poder marcar en la semifinal contra el Real Madrid, que nos dio el pase a la final y la gente me recuerda mucho por eso y por la final esa que fue famosa por ese gol y por la cantidad de años que había esperado el Espanyol para llegar a la final de la Copa del Rey, y ganarla.

-Jugaste en épocas históricas en los dos: en Vélez y en Espanyol.

-Sí. En Vélez, desde el comienzo porque llegó Bianchi en el ‘93, que fue el año en el que me hace debutar a mí con 17 años, y a partir de ahí, comenzó todo el ciclo de éxito, el ciclo de Bianchi, Piazza y Bielsa, hasta el ‘98. Fue una época maravillosa.

– ¿Bianchi fue el mejor técnico que tuviste?

– Yo tuve la suerte de tener buenos técnicos. Bianchi, Piazza y Bielsa son técnicos top. Acá también, los españoles me han enseñado muchísimo. Clemente, un histórico. Paco Flores, que fue con el que ganamos la Copa del Rey. Y también he trabajado aquí con Lotina. Son entrenadores con mucho prestigio en España y tuve la suerte de poder tenerlos. A Juande Ramos también lo he tenido, pero poco tiempo porque él no estuvo mucho, pero he tenido muy buenos entrenadores. De Bianchi puedo decir que fue muy educador, nos decía cómo teníamos que comportarnos como jugadores profesionales, que es algo fundamental para tu carrera, un tipo que te enseñe cómo te tenés que comportar, cuidar, manejar. Yo lo aplico cuando entreno con chicos jóvenes porque uno se tiene que preparar para ser futbolista profesional porque si no te podés equivocar en un montón de cosas que te pueden cortar una carrera, porque te vas a encontrar con situaciones de fama, dinero o ir a discotecas y se te acercan las chicas. Carlos nos hablaba de todo eso: de cuidar tu cuerpo, del descanso, las comidas, controlar y valorar el dinero, cómo manejarte con los medios, cuándo salir, porque sos joven y vas a querer salir. Te educaba.

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Martín Posse jugó en Vélez desde 1993 a 1998

– Y de Vélez, ahora que pasó el tiempo, ¿cuál era el secreto? Porque Vélez hasta el ‘93 tenía un solo título, en el ‘68. Bianchi había sido jugador allí, pero después habían pasado muchos años, ¿no?

– Nosotros siempre hablamos de “sentido de pertenencia”. Yo creo que Carlos fue muy inteligente en su gestión; cuando llegó, armó un equipo muy bueno, en el que ya había muy buenos futbolistas, y empezó a potenciar el fútbol base. Junto al primer equipo hizo una plantilla paralela, de jugadores que éramos nosotros, que después terminamos siendo jugadores de primera división. Te puedo nombrar un montón: Desde Cavallero, Méndez, Banegas, Husaín, Pandolfi, Moriggi, el Beto Camps, Cordone… Nosotros jugábamos en la Cuarta y la Tercera división. En esos equipos combinábamos, y lo ganamos todo también. En Inferiores también ganábamos todo. Y, entonces, el equipo se iba renovando con nosotros. Porque Bianchi, a veces, nos llevaba a entrenar, nos hacía debutar, nos llevaba de pretemporada. Íbamos compartiendo todo, nos hacía partícipes de todos los éxitos. Después, a medida que íbamos creciendo, íbamos ganando más en protagonismo, en confianza, y nosotros lo disfrutábamos. Terminábamos siendo un equipo con el noventa por ciento de jugadores de divisiones inferiores. Fue un trabajo redondo. Piazza empieza siendo entrenador nuestro en la Reserva y sube con nosotros. Entonces, claro, para nosotros era algo natural. Y después, con Marcelo, sí que los primeros seis meses nos ha costado, pero al segundo semestre ganamos el torneo de punta a punta y disfrutándolo mucho porque fue un torneo bárbaro.

-Recuerdo eso que contaba Chilavert: sobre que, al principio, lo de las cintas de Bielsa en los entrenamientos, que no se entendía nada.

– (Risas) Sí, porque nosotros veníamos del trabajo de Bianchi y la continuidad de Piazza, de una forma de entrenar que nos daba mucho éxito Y el cambio, al principio, costó, generó dudas, típicas y normales. Pero él tuvo esa capacidad de poder convencernos y enseñarnos y hacernos dar cuenta de que podíamos ganar de otra manera y con otro sistema de juego y con otra forma de trabajar, que al final, te hace mejor futbolista. Es cierto que el cambio de Piazza a Bielsa, por su forma de trabajar, es muy radical. Pero Bielsa es bastante radical con respecto al resto de los entrenadores, por eso es tan diferente, creo yo.

– Y, así y todo, se pudieron adaptar en un semestre.

– Sí, yo creo que al final, él sabía que tenía muy buenos futbolistas. Nosotros tuvimos también esa humildad de poder decir, sí, se puede trabajar, no boicotear, ir para adelante. Había gente que tenía ganas de seguir creciendo y seguir ganando cosas y ha hecho que nosotros podamos ganar. Con un equipo más difícil tal vez hubiera sido más complicado soportar esa situación.

– Siempre se dice que Bielsa agarra equipos que no son los más grandes a lo mejor por eso.

– Sí, pero también tené en cuenta que nosotros habíamos sido campeones del mundo y ganado muchas cosas: Libertadores, Supercopa, todo prácticamente. Torneos locales… Para nosotros, el perder o no pelear un torneo era un fracaso, porque peleábamos cada torneo.

– Estuviste el día del 5-1 con Boca, el de Maradona y de Castrilli en 1996.

– Espectacular haber vivido eso. Me tocó entrar en la segunda parte, que ya habían echado a Maradona y Bianchi me hace jugar de extremo, mano a mano con Mac Allister y ahí el cuarto y quinto gol fueron pases míos, que al final terminamos ganando muy bien.

– Fue una locura ese partido ¿no?

– Fue un partido que empezó loco ya con el gol polémico nuestro, el de Chilavert, estando Maradona y Caniggia en la cancha. Hablo con mis amigos y recuerdo la época esa y eran realmente equipazos. Todos tenían equipazos. River campeón de América con Francescoli, Ortega, Crespo, Gallardo, el Independiente de Brindisi con Rotchen, Garnero, Gustavo López, Panchito Guerrero.

– Qué distinto…

– Lo que pasa es que en esa época salir al exterior era complicado. Sólo se permitían tres futbolistas extranjeros por equipo. Además, eran los tiempos del 1 a 1 con el dólar y había muy buenos contratos y recién empezaba la televisión y entonces el objetivo era Italia, España, Francia y alguno iba para México, pero hoy ves jugadores argentinos por todos lados. Entonces si juntás la necesidad que hay hoy, que debutan los jugadores más temprano y salen muy jóvenes los chicos. Antes, pensabas salir a los 22-23 y hoy, a los 17-18. La Ley Bosman quebró todo eso. Yo vine como tercer extranjero al Espanyol y coincidí con Pochettino y Esnaider. Juan tenía la ciudadanía, Mauricio la estaba tramitando, y estaba el paraguayo Benítez, que estaba en la selección. Después hice la nacionalidad y pude quedarme, pero después de la Ley Bosman hemos llegado a tener hasta siete argentinos: Cavallero, Rotchen, Navas, Casartelli…

– En Vélez tuviste de compañero a Chilavert, que ahora está haciendo campaña para ser presidente de Paraguay.

– Sí, siempre lo dijo.

– ¿Y ustedes qué le decían en ese momento?

– No, nosotros con él, siempre un respeto. A mí me tocó mucho concentrarme con él. Yo era el más joven del equipo y me trató siempre de maravilla, le tengo un cariño muy especial. Y siempre fue un tipo muy respetado dentro del grupo. Cuando él hablaba, se le escuchaba. Tenía una personalidad fuerte que a nosotros nos evadía de la tensión porque se la llevaba toda él, que le gustaba y lo potenciaba. Era beneficioso para todos. Tuve muy buenos arqueros como Toni, Carlos Kameni, Cavallero, que tenía mucha personalidad, pero un arquero que ganara los partidos él, controlando un partido él desde la portería, no lo he tenido. En Vélez hemos ganado muchos partidos 1-0 con gol de él. Sabíamos que un tiro libre o un penal de él eran goles porque tenía una pegada increíble. Yo lo provocaba eso, porque sabía que si generaba algún tiro libre, era una situación muy clara para nosotros.

Martín Posse DT Kunisports
Posse vivió una época dorada del Espanyol

– ¿Él les decía en los tiros libres que le dejaran patear?

– No, eso se generaba solo. No hacía falta hablar. Cuando era tiro libre, la pelota era para él y de hecho, lo cobraban y él ya venía corriendo. Lo veíamos entrenar cada día. Era el mejor de todos en eso.

– Me decías que tenés una anécdota muy buena de aquellos tiempos de Vélez.

– Sí, es muy graciosa y mucha gente me la recuerda siempre. En la época de Bielsa, ya convivíamos con mi mujer y tomamos la decisión de casarnos. Esto comenzó en enero en la pretemporada. Me reuní con el presidente Raúl Gámez y le dije que necesitaba que me dijera una fecha del calendario para poder adaptarlo al casamiento. Me dice que jugamos un viernes contra Boca, por lo que podía montarlo todo para el sábado. Era la cuarta fecha. Empezamos a montar todo. Comienza el torneo, y tanto Vélez como Boca ganaron los tres partidos y en la semana del partido entre ellos, el lunes, voy al entrenamiento y Gámez me llama y me dice “necesito hablar con vos. Me acaban de llamar y me dicen que cambiaron la fecha del partido para el sábado (se ríe)”. Le dije “pero Raúl, yo ya tengo todo montado, las invitaciones, el salón”…

– Qué fuerte…

– Sí, encima era en La Bombonera y contra Boca… Y yo me casaba en Morón, de donde éramos nosotros. O sea que sin tráfico, después de jugar, yo podía tener entre cuarenta y cincuenta minutos.

– ¿Y qué hiciste?

– Gámez me dijo que lo único que podía hacer era adelantar el partido media hora, porque iba a las 21. O sea, llevarlo a las 20.30. Y me dijo “yo me comprometo a sacarte rápido cuando termina el partido”, porque yo pensaba que por más rápido que hiciera, con el partido terminando a las 22.30, no llegaba a la Iglesia hasta las 23. Tuve que hablar primero con mi mujer y no lo podía creer, pero buscamos una solución. Encima, yo me casaba a las 21 por la Iglesia. Tuvimos que hablar con el cura para que nos esperara hasta las 23.30 y después, avisar a toda la gente que se retrasaba todo el protocolo. Pero bueno, al final cuando hay algo con ilusión y ganas… Se hizo así. Jugué contra Boca, por suerte ganamos 3-2, salí corriendo de la cancha, me metieron en una ambulancia vestido de jugador, llegué a mi casa, me casé, vinieron todos mis compañeros y al final la fiesta terminó como a las 10 de la mañana. En el mismo día gané en cancha de Boca y me casé (risas). Una anécdota loca, porque yo no quería que se enterara nadie porque era una fiesta muy personal, pero al final se enteró todo el mundo, las radios, e inclusive, la iglesia era muy pequeña, de barrio, y mi papá me llegó a preguntar si contratábamos seguridad y yo le había dicho que no, que éramos todos familia y resulta que yo llegué y estaba todo el barrio: chicos con la camiseta de Vélez. Lo sabía todo el mundo.

– También llegaste a jugar en la selección argentina.

– Sí, en la época de Passarella. Jugué en una Eliminatoria contra Uruguay en Argentina, contra Chile, en La Paz contra Bolivia y la Copa América de 1997, que no llegamos muy lejos. Otro tipo de entrenador aunque es distinto dirigir una Selección que en el día a día, pero se veía que tenía una personalidad increíble, que sabía lo que quería. Fue una linda experiencia.

– Este Mundial lo viviste en Barcelona.

– Sí, con familia y amigos. Pude ir a Qatar pero no tenía entradas y no quise arriesgar y no poder entrar después. Pero acá fuimos a festejar al Arco de Triunfo y había quince mil argentinos. Fue una movilización tremenda. Fue un momento muy cercano a nuestro país. Fue hermoso. Mucha gente quería que Argentina ganara, y por Messi, especialmente en Cataluña. Mucha gente me felicitó, pero creo que muchos pensaron que el fútbol le debía un título a Leo por todo lo que él hizo por tantos años y nos hizo disfrutar.

– Vos fuiste un wing, un extremo… Hoy hay muy pocos…

– Sinceramente, no me hubiera definido como un wing, sino como un jugador vertical, que son los que no hay. Sí que cuando Bianchi me hizo debutar, me hizo jugar por fuera como un wing pero si hago un resumen de mi carrera, he jugado más por dentro que por fuera, pero sí que Carlos me enseñó a ser un jugador vertical, de tener uno contra uno, de arriesgar, de aprovechar el potrero, del recorte, la gambeta, que son los que faltan.

– ¿Y por qué creés que falta eso?

– Hoy el fútbol se hizo muy táctico, sobre todo en Europa. Acá en España fue una transformación increíble desde el momento de Guardiola en el Barcelona y el Mundial que ganó España, jugando a los pases y bonito y se ha hecho una cultura y una identidad de España. Por lo que viví acá y por mi formación de entrenador, hoy todo el mundo quiere intentar ser así, pero le falta la calle. Creo que se perdió mucha gambeta porque eso te lo da la calle, las horas de jugar allí. Y hoy, tal vez por un tema de inseguridad, en la Argentina un chico no juega muchas horas en la calle. Juega en los patios del colegio o en los clubes y ya son menos horas, otro ámbito. Antes se premiaba el caño y hoy se lo ve como una cargada, como el divertirse, disfrutar, intentar cosas. Y esa libertad te la da la calle.

– ¿Cuáles son los mejores de todos los que compartiste el juego?

– Yo he tenido muy buenos compañeros, desde siempre: Chilavert, el Turu Flores, el Pepe Basualdo, Bassedas, el Flaco Pellegrino. Futbolistas que decís “guau, son diferentes”. Que por algo ganaron lo que ganaron o llegaron donde llegaron. Y en España, De la Peña, Juan Esnaider, el rumano Galca. Y en mi carrera, me enfrenté a cracks como Zidane, Ronaldinho, Leo, Maradona, Francescoli, gente de gran nivel.

– Y a Scaloni, lo enfrentaste también…

– Sí, sí, muchas veces. Lo conozco porque hemos compartido algunas cosas, algún momento en Coruña cuando él jugaba en el Deportivo porque yo soy amigo del Turu Flores que jugaba también allí y hacíamos alguna cena juntos o alguna vez que ha venido acá a mi restaurante y es un fenómeno de persona, muy divertido, muy buena gente, muy sano, muy humilde. Creo que una de sus grandes virtudes fue saber rodearse gente como Aimar, Ayala y Samuel, que son todos del mismo perfil, que se manejaron muy bien dentro del profesionalismo con respeto, sabiendo lo que es la Selección. Lo supieron transmitir, estaban preparados. Fue un gran acierto de Scaloni. Y Menotti es también así, es un tipo de admirar, es gente que cuando habla te deja algo y te hipnotizan con sus palabras.

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